04 noviembre 2011

Recinto de mi

Se me ha olvidado escribir la historia en los versos del alba,
dormir acurrucada en las alas de su mirada.

Como un diminuto reloj, cuyos segundos traspasan las horas y las voltean, la espera se convierte en una patria que golpea con fuerza la esperanza, y la despedaza la destroza la apelmaza la recorta... Un pequeño reloj que en su camino de manecillas estrechas clama por la vida / su vida.

No es vacío, es más bien una pequeña soledad hambrienta que se diluye entre mis párpados y se expande hacia un infinito corazón. Porque esta noche no tengo a quien dirigir las palabras más hermosas, y me abrazo a mí misma para abrazaros a todas las personas que me habitáis, como suspiritos que crecen en mis entrañas y me aligeran el camino y me oxigenan el pensamiento y me acunan silenciosas.

La belleza del tiempo enredándose en las caricias etéreas de las miradas que saben que no deben rozarse, y se escapan con un suave tintineo de campanas azules, como mariposas.

Pregúntame, y te diré que espero al viento entre mis ramas. Y con el iris cayendo entre las lágrimas me sonrojaré me volveré translúcida me fundiré: me enamoraré. No te asustes si eres tú quien alimenta mis sueños esta noche, es el frío que me arroja contra el abismo y confunde mis sentidos entre la espesa niebla de la huida. ¿Huyes?, vuelves a preguntarme como si la tristeza se hubiera apoderado de tí en el mismo instante en el que pronuncié el fatigoso verbo. Huyo, en espiral hacia mi mismo centro, me busco constante igual que ayer -aquel ayer de tiempos más remotos- buscaba en otros algo que solo yo podía ofrecerme para ofrecérselo al mundo.

Silencio.

¡Ay! Ahora respiras. Era amor, sí. ¿Crees? No, no creo, no me mires como se mira al diablo cuando te encuentras frente a él en el espejo. Me confundes, adviertes. Vivo confundida con el aire la yerba la bruma de las pupilas de aquellos a quienes amo la palabra la música la razón y la locura. Soy el cónclave de mis propias contradicciones. Tal vez por eso te he elegido a ti esta noche, para que no me entiendas no sepas quien eres no me preguntes y no tenga que responderte, para que no me ames y de esta forma no tenga que amarte a la manera en que se aman la magia los segundos y el infinito.

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