01 octubre 2009

Sueños que nunca terminan

Un pequeño texto. Una improvisación a las tres de la mañana. Bécquer decía que el poeta siempre ha de dejar pasar un tiempo entre la sensación y el sentimiento. En realidad no lo decía de esta forma, es una versión libre de sus palabras.* Yo he dejado pasar unos días entre el sueño (la sensación) y lo que me ha dejado cicatrizando (el sentimiento). Os lo regalo envuelto en papel celofán. Un poco desaliñado, tal vez, pero echénle la sal de su imaginación. Invéntense otro sueño diferente al mío, con el mismo traje. A ver si de esta forma puedo, al fin, cerrar los ojos y seguir... soñando.

"...la festa dels sentits ballant entorn a l'ànima,
ballant damunt la brossa a la llum de la lluna."

"Tot és així d'absurd. Tot és així a la fi."

Vicent Andrés Estellés

Tenía que ser en un sueño donde te encontrara, por fin, atento a los roces de mis labios en la comisura de tu mirada.
Tenía que ser en un sueño.

Ahora que el espacio y el tiempo se redimensionan y se amontonan en los espejos, no tiene ningún sentido hablar de sueños. La (i)-r-realidad, ése mecanismo estúpido del ser humano para esconderse y volcarse en un vacío yermo, no tiene nada que ver conmigo. Yo siento: aquí y ahora. Y si en mitad de ese vendaval, la causalidad resulta ser un poco más casual, la sensación de una caricia será la misma.

Si me tocas y cierro los ojos. Si cierro los ojos y me tocas. El orden de los factores no altera el producto. Yo multiplico sentimientos, no los encierro entre las cenizas de un cigarro a medias.

Aquella mañana me levanté con un beso que se enraizaba en mi mente. Nunca, hasta entonces, me habían besado. No a la manera del fuego fatuo de los cementerios, donde se guardan todos los recuerdos que los vivos (quiero decir, aquellos que aún conservan el aliento en un atisbo de esperanza) confian a los muertos. Recuerdo que me asusté. Fue intenso y fácil; y al mismo tiempo, tierno y difícil. Fue el apocalipsis que ha de preceder a la nueva era. Los muertos sin recuerdos lo llamarían sueño.

Aún me persigue aquella revelación. Tampoco la ignoro, ni la santifico. Dejo que cada dimensión haga de sí misma un juego.

Tenía que ser en un sueño, para dejarme abandonar a la deriva. Si hubiera sido de otra forma, hubiera sido un beso más de tantos besos que me han dado. Sin desmerecer ninguno, dándoles a cada uno de ellos su propia importancia. Pero fue de esta absurda manera, la más irrelevante de todas las maneras. Tenía que ser así para ser digno de mención.

Últimamente el vaso siempre está medio lleno cuando la luna me deja acunarme en su rincón de nanas. Y al despertarme, el Principito me saluda desde su pequeño planeta.

La Rose Bleue

“What if you slept?… And what if, in your sleep, you dreamed?… And what if, in your dream, you went to heaven and there plucked a rare and beautiful flower?… And what if, when you awoke, you had the flower in your hand?… Ah, what then?.” Coleridge
"¿Y si durmieras?… ¿Y si en tu sueño, soñaras?… ¿Y si soñaras que ibas al cielo y allí recogias una extraña y hermosa flor?… ¿Y si cuando despertaras tuvieras la flor en tu mano?… ¿Ah, entonces qué?…"

* Todo el mundo siente. Sólo a algunos seres les es dado el guardar como un tesoro la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que éstos son los poetas. Es más: creo que únicamente por esto lo son. (G. A. Bécquer; Carta literaria a una mujer 2)